domingo, 4 de mayo de 2014

La sombra, la oscuridad, en la Literatura

           A lo largo de la literatura, la Naturaleza ha tenido su reflejo de las formas más diversas. Si nos centramos ahora en el polo opuesto a la luz en la literatura, nos encontramos con el tópico literario de LOCUS EREMUS (Lugar árido, desértico), un paisaje diferente del amoenus o la idealización de la naturaleza, árboles , aves, ríos , ...
Propio de la literatura romántica, que  presenta un  paisaje que está en sintonía con los sentimientos  del hombre romántico (mar embravecido,  naturaleza  salvaje y agreste, etc ...) 

Nivel Educativo: 4 º ESO

Areas implicadas: Lengua Castellana

Actividades:

1) Lee la Rima LII de Béquer y responde a las siguientes preguntas:
  • ¿Qué tipo de naturaleza aparece en el poema? (agreste, violenta, oscura ...)
  • ¿A qué elementos de la naturaleza nombra? ¿Que simbolizan cada uno de ellos?
  • Señala  los términos que, en el poema, transmiten la sensación de "violencia".
  • Reescribe de nuevo el poema, sustituyendo los de términos señalados anteriormente, por otros que transmitan "serenidad", "equilibrio". De esta manera, verás cómo los sentimientos son distintos, de acuerdo con los elementos de la naturaleza en que se reflejan.
RIMA LII
    Olas gigantes que os rompéis bramando
en las playas desiertas y remotas,
envuelto entre la sábana de espumas,
        ¡llevadme con vosotras!
  Ráfagas de huracán que arrebatáis
del alto bosque las marchitas hojas,
arrastrado en el ciego torbellino,
        ¡llevadme con vosotras!
  Nube de tempestad que rompe el rayo
y en fuego ornáis las sangrientas orlas,
arrebatado entre la niebla oscura,
        ¡llevadme con vosotras!
  Llevadme, por piedad, a donde el vértigo
con la razón me arranque la memoria.
¡Por piedad! ¡Tengo miedo de quedarme
        con mi dolor a solas!







2) A continuacion presentamos un fragmento de la leyenda  Los Ojos Verdes . Su personaje Fernando de Argensola se interna en lo profundo del bosque tras una res herida durante una cacería. Su ayudante pretende impedirlo, ya que se dice que en la fuente que se esconde en sus profundidades, está habitada por un espíritu maligno. Pero Fernando hace caso omiso de estos avisos. Desde ese momento, su comportamiento cambia, se hace sombrío, solitario, se aparta de la realidad. En esta leyenda de Bécquer. el bosque se presenta como un lugar alejado de la realidad, de lo social, donde domina lo misterioso, lo sobrenatural, lo téttrico,  lo que no puede ser: el tópico literario de LOCUS EREMUS.


 a) Señala  todos aquellos elementos en los que aparece el tópico de "Locus Eremus".






b) Busca el final de la leyenda y reescribe otro ideado por ti, en unas ocho líneas. ¿Conoces aguan otra leyenda ambientada en la oscuridad o lo tenebroso de la noche? Busca información y compártela con tus compañeros.

-Desde el día en que a pesar de tus funestas predicciones llegué a la fuente de los Álamos, y atravesando sus aguas recobré el ciervo que vuestra superstición hubiera dejado huir, se llenó mi alma del deseo de la soledad.      Tú no conoces aquel sitio. Mira, la fuente brota escondida en el seno de una peña, y cae resbalándose gota a gota por entre las verdes y flotantes hojas de las plantas que crecen al borde de su cuna. Aquellas gotas que al desprenderse brillan como puntos de oro y suenan como las notas de un instrumento, se reúnen entre los céspedes, y susurrando, con un ruido semejante al de las abejas que zumban en torno de las flores, se alejan por entre las arenas, y forman un cauce, y luchan con los obstáculos que se oponen a su camino, y se repliegan sobre sí mismas, y saltan, y huyen, y corren, unas veces con risa, otras con suspiros, hasta caer en un lago. En el lago caen con un rumor indescriptible. Lamentos, palabras, nombres, cantares, yo no sé lo que he oído en aquel rumor cuando me he sentado sólo y febril sobre el peñasco, a cuyos pies saltan las aguas de la fuente misteriosa para estancarse en una balsa profunda, cuya inmóvil superficie apenas riza el viento de la tarde.
     Todo es allí grande. La soledad, con sus mil rumores desconocidos, vive en aquellos lugares y embriaga el espíritu en su inefable melancolía. En las plateadas hojas de los álamos, en los huecos de las peñas, en las ondas del agua, parecen que nos hablan los invisibles espíritus de la Naturaleza, que reconocen un hermano en el inmortal espíritu del hombre.
     Cuando al despuntar la mañana me veías tomar la ballesta y dirigirme al monte, no fue nunca para perderme entre sus matorrales en pos de la caza, no; iba a sentarme al borde de la fuente, a buscar en sus ondas... no sé qué, ¡una locura! El día en que salté sobre ella con mi Relámpago, creí haber visto brillar en su fondo una cosa extraña... muy extraña...; los ojos de una mujer.

















































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